Fecha de publicación: Enero de 2020
Número de páginas: 102
El informe señala que España sigue situada en la frontera entre las economías de segundo nivel y el grupo de economías más avanzadas en materia de digitalización, tanto a nivel global como en el contexto europeo. Realiza un diagnóstico del estado de la digitalización en el país y revela que, pese a los avances de los últimos años, sigue sin ser capaz de aprovechar todo el valor asociado a la transformación digital en términos de crecimiento económico, pero también, y sobre todo, de bienestar social. Esta nueva edición del informe hace un recorrido por más de 90 indicadores divididos en tres áreas principales: infraestructuras y uso, entorno y mercado, y capacidades digitales y talento. España sigue destacando en infraestructuras y uso. Presenta un mercado de telecomunicaciones maduro, innovador y bien desarrollado, que destaca por su despliegue de redes de alta velocidad, fijas y móviles. De hecho, avanza en todas las métricas lo que la sitúa en una buena posición de partida ante la llegada del 5G, como confirma la existencia de una hoja de ruta nacional, y que exista ya parte del espectro asignado a este fin y un número significativo de proyectos piloto ya en marcha. Pero los resultados no son tan positivos al mirar al resto de los indicadores. En el caso de los del segundo grupo, los que miden los marcos institucionales y regulatorios en los que ha de producirse la innovación, así como el tamaño y la madurez de los mercados locales, España sigue ocupando una posición intermedia. Aunque sí progresa adecuadamente en el ámbito de la financiación y el capital riesgo (está entre los principales países europeos en inversión acumulada y rondas de financiación desde 2015), España sufre las consecuencias de la falta de una apuesta prioritaria y estable por la innovación. Los resultados más preocupantes del país aparecen en la tercera dimensión, la que evalúa cómo de preparadas están tanto la población como el tejido empresarial local para aprovechar el potencial en materia de digitalización. En este sentido, España sigue ocupando un puesto intermedio-bajo en cuanto a las capacidades digitales de su población, habiendo empeorado su posición relativa en la mayoría de las métricas con respecto a 2018.